Época: Japón
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1868

Antecedente:
La estructura económica Tokugawa



Comentario

En el siglo XVII el Japón había entrado en una nueva fase de la economía comercial centrada en las ciudades. El crecimiento de éstas había sido espectacular en detrimento del mundo rural, iniciándose así la orientación moderna de abandono del sector primario. Al desarrollo comercial contribuyeron otros factores como el aumento de los transportes y el nacimiento de nuevas rutas terrestres, fluviales y marítimas y el rápido desenvolvimiento de un sistema de circulación y de cambios, debido a la utilización de un sistema paralelo de cuatro medios de intercambio: el arroz, el oro, la plata y el cobre, y al surgimiento en Edo y Osaka de casas de banca y cambio para negociar letras de transferencia o de crédito entre ciudades. Así pues, a finales del siglo XVIII eran perceptibles, a dos niveles, los signos de una nueva fase del desarrollo económico: el crecimiento urbano y la expansión del mercado de artículos de consumo había inculcado un nuevo espíritu de empresa en el sector agrario; y la generalización de nuevas técnicas de producción en serie, fundamentalmente en los tejidos de seda, en la fabricación de papel y en las manufacturas de trabajos laqueados. El comercio exterior resulta ínfimo por la rigurosa política de aislamiento que persistirá hasta la aparición de la escuadra del comodoro Perry en 1853. Las únicas excepciones fueron sus relaciones mercantiles con China y con los holandeses, a los que se les permitió operar solamente en la isla de Deshima, situada en el puerto de Nagasaki, y en pequeñas proporciones.
Por su parte, los samurais, como dirigentes y administradores, vivían del trabajo ajeno. Clase gobernante, parecía incapaz de asimilar una creciente economía basada en el dinero. Hacia 1700, su presupuesto comenzaba a mostrarse deficitario. Durante aproximadamente todo el siglo se esforzó en reducir, sin demasiado éxito, su crisis fiscal crónica mediante créditos obligados y devaluaciones. Pero casi nunca logró canalizar la tremenda riqueza de los mercaderes hacia sus arcas fiscales ni restar cierto poder económico a las casas de préstamos y los emporios mercantes de Osaka y Edo.